miércoles, 8 de octubre de 2014

VISCERAL

VISCERAL


Una vez abierta la boca, no queda más que esperar ...
que la tormenta me sacuda con bravura  
y sin embargo que de mí no se quiera librar,
pues si bien he cometido errores, estoy dispuesto a pagar.

La cobardía me sostuvo por un momento, no pequeño pero si fugaz,
pretendí ocultar el merecido tormento tras la excusa de la falsa paz,
la culpa razonada martillo mi mente con gran crueldad,
la lección recién aprendida,  me hizo a la palabra honrar.

Que fragilidad tenemos frente al habla, cuando no la sabemos usar,
pues sin necesidad de un enemigo, me he puesto a naufragar,
y perdida en este inmenso azul marino, no me queda más que orar,
pedirle a un ser divino que ilumine mi paso al andar.

De ahora en adelante, enmudeceré el intestino,
para abrir camino al criterio de mi viejo enemigo.
"Ese viejo raciocinio" que herede y fue testigo
de mi paso de ser  hombre al zopenco más mendigo.

E.M.E.


ENVENENADA DE TI

Fatídico amante vive en mi alma, no es un hombre, es una maldición, tan adictivo y destructivo  como lo permite mi cor...