CRECIMIENTO
En la etapa temprana de nuestras vidas, nuestros padres son quienes nos protegen, nos dan consejo y guía para mirar el mundo como ellos lo hacen; en nuestra juventud nosotros somos quienes le damos el tinte rosa o gris a cualquier situación, dependiendo de nuestro estado de ánimo, podemos crear un paraíso dentro de una botella o naufragar dentro de un dedal a voluntad. Lo difícil comienza en la edad adulta, en esa etapa en que todo se transforma en decisiones contundentes para el desarrollo de nuestras vidas.
En la etapa adulta es donde culminamos lo que trabajamos tiempo atrás en nuestra "infancia/juventud", ya sea el rostro de un ser talentoso, uno ecuánime, tal vez poderoso, frágil, mediocre, falso, egoísta o complicado, esto según lo hayamos alimentado. Por lo tanto jamás estaremos exentos a toparnos con alguno de ellos, es más, nosotros estamos clasificados bajo alguno de estos títulos. Y partiendo de estas etiquetas labradas con el sudor de nuestra frente, es como vemos y nos ven al rededor.
Una mañana cualquiera decidimos salir al mundo con una sonrisa, esperando ser correspondidos con otra de igual o mayor curvatura, sin embargo el porcentaje es muy desfavorable y aún así no nos rendimos, esto aclarando que hablo por los que conformamos el "espíritu positivo" del planeta, si, somos aquellos que preferimos perdonar y olvidar con tal de no cargar con un dolor no sólo de cabeza y estómago, sino en el alma. Pero a la vuelta y por una aplastante mayoría, encontramos a los nombrados "Vampiros Energéticos" que si bien no asechan nuestras venas si nuestra "luz", sin meternos en algún rollo de tipo religioso o supersticioso, estos seres pueden estar disfrazados de amigos, vecinos, maestros, jefes, compañeros y en general puede ser cualquier persona capaz de desgastar nuestros ánimos, es decir, aquellos que se guían por prejuicios al actuar, quienes suelen decir más mentiras que verdades, quienes prefieren hablar a las espaldas, quienes te preparan un apodo doloroso, quienes te recuerdan que algo en tú vida anda mal, quienes se regocijan con tú dolor, quien te da consejos para que te pierdas más fácilmente, quienes se engrandecen con vidas falsas, en fin hay innumerables ejemplos y cada una de estas personas abren los ojos esperando a toparte de frente o espalda.

Es bajo este tipo de situaciones y personas donde las herramientas forjadas en nuestra infancia y juventud deben aparecer, debemos movernos como adultos astutos, sólo prestar oídos a quienes se hacen respetar por sus acciones, no soltar demás la lengua, la información es poder y por lo tanto entre más sepa alguien de ti le otorgas muchas más posibilidades de dañarte, entender que los comentarios se toman de quien vienen, nunca darle a nadie el poder de dañarte, pues el ser humano tiende por naturaleza a creer más en una mentira que en miles de verdades, porque puedes hacer millones de buenas acciones y tirar tu nombre con un sólo error, a ser blanco de los prejuicios más absurdos; pero tu fortaleza esta y debe estar cimentada en conocerte y quererte sobre todas las cosas. Dale la espalda a todo lo que te haga infeliz y respeta como te gusta que te respeten, aún si se trata de los demonios que se ponen la careta de ángeles o inocentes, mantente alerta, no con miedo, pero siempre consciente de la fragilidad que te hace un ser bello y único.

Hoy duerme, descansa, goza, baila, comete errores, aprende, ríe, llora, ¡vive!...mañana que seas padre, abuelo, jefe, adulto, tendrás que demostrarte, que tú inversión en amarte, respetarte y hacer lo mismo con los demás ha dado fruto.
Aprende por decisión, no esperes a tocar fondo.
E.M.E.