sábado, 28 de junio de 2014

¿SENSIBLE?...

¿SENSIBLE?...
El sarcasmo, es la ironía o burla hiriente más usada entre los hermanos, los amigos y la familia más cercana, tal vez este acercamiento de sangre y repleto de "confianza" adelgace la línea lo suficiente para incomodar en más de una ocasión con este tipo de lenguaje, donde un rostro exageradamente sobrio o molesto es la cereza del pastel o la trágica conclusión después de un desarrollo nada grato, en especial para el blanco (individuo) del sarcasmo. Hoy día esto se conoce como: " El tema sensible de alguien", o por lo menos  así escuche en una ocasión nombrarlo a alguien. 
El tema en ocasiones proporciona la mezcla exacta entre emociones de rencor, inferioridad, egos lastimados, autoestima, miedos y otros tantos que si bien podrían identificarse con facilidad alargarían la lista hasta convertirla en una bola de nieve cayendo por una pendiente muy pronunciada. Cuando echamos mano del sarcasmo, creemos que de una forma sutil, elegante y hasta simpática sacamos entre líneas lo que nos molesta de otros, lo que creemos que deben cambiar o llegamos a pensar que hasta deberían agradecer nuestra intervención por hacer evidente algo de lo que estamos seguros otro individuo debería ser consciente para ampliar su visión e intervenir de inmediato en el área de mejora identificada; la sorpresa es que en realidad se debería ser una persona más que hábil para manejar el sarcasmo para que quede en los términos ya mencionados, pero comúnmente y en mayor porcentaje con un sarcasmo mal utilizado podemos agrandar el temor de alguien y despertar los demonios de personas que día a día como un alcohólico luchan para superar que debajo de la cama vive un monstruo que se encuentra al acecho para tomarte por los pies y que por más que grites o rasguñes te llevará hasta el armario para jamás volver; de una persona que se mira al espejo todas las mañanas y se maquilla para salir al mundo con una sonrisa o la actitud de nada me afecta "mojarra enjabonada" yo puedo comerme al mundo sin compañía o apoyo de nadie; o tal vez una persona que diario espera que al abrir sus ojos no le hagan ver la realidad que lo rodea, porque en ocasiones no basta con soñar para que se hagan realidad las aspiraciones, sino que estando en plena consciencia de que no se poseen las habilidades para ser el mejor padre, proveedor, estudiante, maestro, médico, dibujante, abogado, futbolista, etcétera, en ocasiones justo cuando se bombardea a alguien con un inocente y creativo sarcasmo, resulta que lo hicimos en esos esporádicos y escasos cinco segundos y así de fácil repetimos el desastre de Hiroshima del que jamás nos arrepentiremos pues en el mejor de los casos jamás nos enteraremos que lo hicimos.
Se conoce bien que para que exista un victimario eficaz se debe contar con algún profesional en el papel de victima, aquel que tambalea ante las palabras de otros, que quiere esconderse de las actitudes de los demás y que por más que lo tenga en las narices jamás reconocerá sus éxitos; es difícil tomar la decisión de ser un tonto o  un maldito, en la vida no hay muchos términos medios, porque el horror de ser mediocre es otra cosa de la que huimos, pero a lo que quiero llegar es que por naturaleza somos seres con una mente complicada y en ocasiones no pensamos que presionar fuerte en una herida nos podría traer consecuencias, más allá del Karma o la Ley del  Talión, EVITEMOS con la práctica herir, FOMENTEMOS el construir, aun siendo numéricamente uno contracorriente. 
E.M.E.

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