TRATADO DE UNA CONCIENCIA
Miraba con pena a aquellos seres grises,
no comprendía por qué ya no eran felices;
sus miradas vacías gemían débiles fuerzas,
arrastrando cadenas de tareas impuestas.
Gargantas vacías, eran sus apuestas,
carentes de risas y toda propuesta;
falsa deontología sostenía la careta,
de las hipócritas caricias abriendo grieta.
Infieles promesas tu prostituías,
un engaño tras otro tu peor herejía;
marchitando sueños y también anhelos,
de la inocencia que te creyó un consuelo.
Afianza camino lejos de aquel destino,
renuncia con prisa, no hagas ya más daño,
siembra el éxito de haber renunciado,
a la profesión que te ve arruinado.
Recarga en mi tus pesadas y tristes penas,
deja que goce de ellas, sin ninguna reserva;
he nacido para crear, soñar y vivir
aquella magia que de mi vocación a de venir.
E.M.E.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario