Aprendí a amar la soledad que me abraza con fuerza, el anhelo de quien no esta a mi lado, a soñar con esos besos que se esfuman entre mis recuerdos, a ser feliz con cada lágrima que sale de mi alma...siento como el vacío crece y desgarra mi cuerpo, siento la infinita nostalgia de lo que nunca fue y jamás será.
No es una tristeza que lleve a la locura, es la tristeza madura de la cordura, es la forma perfecta de despertar y tener los pies en la Tierra, ese incisivo dolor de querer ser amada y ni siquiera tener presencia. Deseo la charla amena de una película de guerra, la discusión de un libro de Roma y su arena, la disparidad de la táctica con que enfrentamos la vida, la combinación de tus sueños y mis heridas...todo lo tengo tan claro y tan ajeno; la vida se desliza entre mi cuerpo, lejos de ti desconocido perfecto.
E.M.E.