miércoles, 28 de mayo de 2014

FRANCISCO HINOJOSA

LA PEOR SEÑORA DEL MUNDO
Francisco Hinojosa 

En el norte de Turambul vivía la peor señora del mundo. A sus hijos los castigaba cuando se portaban bien y cuando se portaban mal. Todos se alejaban en cuanto la veían acercarse. Un día, sus hijos y los habitantes del pueblo decidieron hacer algo para poner fin a sus maldades

Francisco Hinojosa 
Nació en la Ciudad de México, en 1954. Es poeta, narrador y editor. Estudió la carrera de Lengua y literatura hispánica en la Universidad Nacional Autónoma de México. Una gran parte de su obra ha sido dedicada a los niños y jóvenes. Ha impartido talleres de literatura infantil en diversos países y es uno de los autores más destacados de literatura infantil y juvenil en lengua española. Ha sido traducido al inglés y portugués.
Fue becario en la rama de cuento por el Fondo Nacional para la Cultura y las Artes de 1991 a 1992 y miembro del Sistema Nacional de Creadores en 1994. A lo largo de su trayectoria ha sido profesor y tallerista. Ha impartido un taller para escritores de literatura infantil en el International Borrad Book for Young People.
Además, ha colaborado con artículos periodísticos y de divulgación cultural en la Gaceta del Fondo de Cultura Económica, Revista de la Universidad, Casa del Tiempo, Vuelta yLos Universitarios.
Cuentos: El sol, la luna y las estrellas, Novaro, 1981. La vieja que comía gente, Novaro, 1981. A golpe de calcetín, Novaro, 1982, y SEP (Libros del rincón), 1986, 1988, 1992. Cuando los ratones se daban la gran vida, SEP (Libros del rincón), 1986, 1987, 1989, 1992. Joaquín y Maclovia se quieren casar, SEP (Libros del rincón), 1987, 1992. Aníbal y Melquíades (A la orilla del viento), 1991, 1992, 1993. Una semana en Lugano, Alfaguara, 1992, 1993. Amadís de anís… amadís de codorniz, FCE, 1993. La fórmula del Dr. Funes, SEP (Llibros del rincón), 1993. La peor señora del mundo, FCE, 1992, 1995, 1996.Memorias segadas de un hombre en el fondo bueno: Y otros cuentos hueros, Heliópolis, 1995.
Poesía: Tres poemas, Martín Pescador, 1981.
Teatro: La peor señora del mundo, adaptación del texto narrativo (1993).

ANA MARÍA MACHADO

NIÑA BONITA

Ana María Machado

Libro escrito por la Brasileña Ana María Machado e ilustrado por Rosana Faría.


Relata la historia de una niña muy bonita de piel oscura. Su vecino, un conejito muy curioso pensaba que la niña bonita era la persona más linda que había conocido y cuando se casara, quería tener una hija negrita y bonita como ella. Por esto es que le pregunta a la niña bonita: ¿Cuál es tu secreto para ser tan negrita?, y aunque la niña bonita no sabía le inventó una serie de respuestas, para satisfacer la curiosidad del conejo, el cual probó con cada una de ellas para ser negrito como la niña, pero siempre fracasó. Se bañó en tinta negra, tomó mucho café negro y comió mucha uva negra. Finalmente, la madre de la niña bonita, una mulata muy linda, escuchó la pregunta del conejo y le contestó que no hay ningún secreto, son los encantos de una abuela negra que ella tenía. Ahí es cuando el conejito se da cuenta que tiene mucho sentido, ya que uno se parece a sus familiares, incluso a los más lejanos. No tuvo que buscar mucho para encontrar a una conejita oscura, de la cuál se enamoro y ella también de él. Se casaron y tuvieron muchos hijos de distintos colores: blancos, blancos con manchas oscuras, grises, blancos manchados de negros y una conejita bien negrita de la cual la niña bonita fue madrina. Ahora cuando alguien le preguntaba a la conejita negrita cuál era su secreto para ser tan negrita, ella respondía: “Ninguno, encantos de mi madre que ahora son míos”.

TRAIDOR


TRAIDOR

Falsa es la teoría,
que creaste a la demanda,
de esa fuerte hipocresía,
que engalana tus palabras.

Huecas tus ideas,
retumban en la mente,
de los pobres inocentes
que entregaron su presente.

Dolor inmenso causa tu ser,
pues la farsa es tu mayor placer;
infinita inconsciencia has de mostrar
a todo aquel que oídos te a prestar.

Bazofia ya eres, por puro deleite,
egoísta y absurdo casi demente.
Te odio y repudio con todas las fuerzas,
has sido y serás siempre vergüenza.

Tus ojos destellan mediocridad innata,
no luches, no jures lo que a ti te falta,
doblega la pena, que no sea tragedia,
dejar en tus manos la paz venidera.

Piensa y deja pensar,
retírate del campo de guerra,
ya deja de estorbar,
a quién si vale la pena.

E.M.E.

lunes, 26 de mayo de 2014

J.F. KOLOFFON

       J.F. KOLOFFON
EL TROMPETISTA
 Inesperadamente, un día que parecía ser como cualquiera, Lukas Duncan se da cuenta que está a punto de morir.

Aquí empieza el recuento de los momentos más trascendentales y significativos de su existencia, esa película de recuerdos que muchos aseguran se proyecta en el interior de las personas antes de su muerte.

Luego de vivir una infancia solitaria en La Cuna, Lukas emprende en su juventud una travesía que lo llevará a encontrarse al final consigo, no sin antes atravesar por los parajes más maravillosos y los terrenos más difíciles que existen a lo largo del imprevisible camino de El Destino.

Nuestro protagonista pondrá fin a su viaje sólo cuando comprenda que la satisfacción humana no se halla en el futuro ni en algún sitio en concreto, porque quizá se localiza en lugares insospechados, en aquellos que no están edificados sobre la tierra, o en esos instantes fugaces que hacen que valga la pena vivir.

Desde Caifanes hasta Monocordio, El Trompetista es una novela musicalizada a través de citas que el lector descubrirá al transcurrir de los capítulos, así como de referencias que también incluyen a grupos como Pink Floyd, Queen, New Order, Radiohead, Arcade Fire, Gustavo Cerati, Café Tacvba, entre otros.

Esta segunda obra de F.J. Koloffon, incluye nuevamente un soundtrack, ahora integrado con canciones de algunas de las bandas más representativas de la escena alternativa de México, España, Chile, Holanda y Estados Unidos.

SOLEDAD

SOLEDAD



Pasó tenue ante la noche,
 en busca de la simple soledad, 
incansable el espíritu rebelde,
de esa voz que no puedo acallar.

Pensamientos incandescentes,
me arrastran del impávido presente
 a un futuro nada suspicaz, acorralando
así mi suerte, en este destino fugaz.

El silencio me toma y me envuelve,
entre sus brazos aprendo a respirar,
la calma se hace presente y es así 
que beso apaciblemente la soledad. 

E.M.E.

HORACE GREASLEY


HORACE GREASLEY

Los pájaros también cantan en el infierno de Horace Greasley



Jim Greasley es un joven soldado británico confinado en un campo de prisioneros de los alemanes en Silesia, durante la Segunda Guerra Mundial. Jim está decidido a sobrevivir a las crueldades y a la degradación a la que le someten sus captores. Pero además se ha enamorado. 
Su obsesión por Rosa, una joven intérprete que trabaja en el campo, hará que ponga en riesgo su vida una y otra vez. Una obsesión sólo comparable con su empeño de luchar precisamente contra la patria de la mujer a la que ama y, al mismo tiempo, salvar a sus compañeros de desgracia. 
Los pájaros también cantan en el infierno es una historia real, relatada como la más apasionante de las novelas. Una historia sobre el bien y el mal, sobre el deseo y la esperanza, sobre el heroísmo y el poder del amor. 



SHERRI SMITH

LA ESCLAVA DE VESTA 

SHERRI SMITH

Escritora canadiense, Sherri Smith es conocida por sus novelas históricas con un fuerte componente romántico. Además, Smith es profesora infantil, especializada en la educación de niños con necesidades especiales.

El fascinante mundo de las vírgenes vestales narrado en primera persona.Condenada a ser enterrada viva, la muerte que se imponía a cualquier vestal que rompiera sus votos de obediencia y castidad, Emilia reflexiona acerca de lo que fue su vida de encierro y privaciones: las intensas amistades que forjó, los implacables enemigos que hizo y, por último, el apasionado romance que vivió y que ha sido precisamente la causa de su perdición. Un relato pleno de erotismo, que reconstruye un mundo fascinante en un contexto histórico descrito con maestría. Una historia que describe con minuciosidad la vida de las vírgenes vestales y la férrea disciplina a que estaban sometidas.Las vestales son personajes atractivos, pues están rodeadas de un aura de misterio. La novela de Sherri Smith proporciona acceso privilegiado a un mundo exclusivamente femenino.

jueves, 15 de mayo de 2014

JOHN KATZENBACH


"Sólo lo externo lo define como un hombre normal"...

 John Katzenbach

Nació en Estados Unidos en 1950. Es hijo del conocido abogado estadounidense Nicholas Katzenbach. Fue periodista hasta 1987, cuando decidió dedicarse por completo a la tarea de escritor. Ha trabajado como cronista para The Miami Herald y Miami News y ha sido colaborador, entre otras, de publicaciones periódicas como The New York TimesThe Washington Post y The Philadelphia Enquirer. Ha publicado once novelas muy exitosa entre ellas "El psicoanalista", publicada en 2002, es su libro más popular, aunque todas sus obras se han instalado como referentes del thriller psicológico, entre ellas Juicio final, Retrato en sangre, La sombra, Un asunto pendiente y Juegos de ingenio.


El Psicoanalista


"Feliz 53 cumpleaños, doctor. Bienvenido al primer día de su muerte. Pertenezco a algún momento de su pasado. Usted arruinó mi vida. Quizá no sepa cómo, por qué, pero lo hizo. Llenó todos mis instantes de desastre y tristeza. Arruinó mi vida.
Y ahora estoy decidido a arruinar la suya. Al principio pensé que debería matarlo para ajustarle las cuentas. Pero me di cuenta de que eso era demasiado sencillo. Es un objetivo patéticamente fácil, doctor. Acecharlo y matarlo no habría supuesto ningún desafío.
Y, dada la facilidad de ese asesinato, no estaba seguro de que me proporcionara la satisfacción necesaria. He decidido que prefiero que se suicide".

PRISIONERA


PRISIONERA

Tus labios me mintieron en más de una ocasión, 
que ingenua me creías, muy lejana a la razón;
tus ojos sin embargo me advertían sin descanso,
que no creyera en ti, que no me hundiera más en fango.

Lastimada día a día, preparaba la batalla,
una guerra ya perdida mucho antes de iniciada;
era presa absoluta de tus besos y caricias,
que quemaban ya alma si no la hacían antes trizas. 

Quisiera retornar a mi infancia, la más divina,
ese era mi lugar, ahora no comprendo las heridas,
brotan de un "te quiero" y se perpetúan con un"te amo",
tambaleando mi sensatez, alejándote de algún reclamo.

Es momento de demostrar mi valor y resistencia,
evadir tus dulces besos, fingir que no los quiero,
salvaguardar este inseguro e ingenuo corazón,
convencerlo que todo él, esta forjado del mejor hierro.

lunes, 12 de mayo de 2014

GERARDO DIEGO

TÚ ME MIRAS 

Tú me miras, amor, al fin me miras 
de frente, tú me miras y te entregas 
y de tus ojos líricos trasiegas 
tu inocencia a los míos. No retiras 

tu onda y onda dulcísima, mentiras 
que yo soñaba y son verdad, no juegas. 
Me miras ya sin ver, mirando a ciegas 
tu propio amor que en mi mirar respiras. 

No ves mis ojos, no mi amor de fuente, 
miras para no ver, miras cantando 
cantas mirando, oh música del cielo. 

Oh mi ciega del alma, incandescente, 
mi melodía en que mi ser revelo. 
Tú me miras, amor, me estás mirando. 

Gerardo Diego (De Amor sólo, 1951) 

Gerardo Diego (1896-1987) fue un poeta santanderino de la generación del 27.  Su afinidad al bando sublevado motivó una cierta estabilidad en su vida durante  años que para muchos otros poetas fueron convulsos. Su obra experimenta un  gradual cambio entre un estilo clásico y tradicional y la creación de un estilo vanguardista propio que ha influido en poetas de nuestros días. Entre sus libros  de poemas destacan Versos humanos, Limbo y Poemas adrede.


JAIME GIL DE BIEDMA

NO VOLVERÉ A SER JOVEN 

Que la vida iba en serio 
uno lo empieza a comprender más tarde 
-como todos los jóvenes, yo vine 
a llevarme la vida por delante. 

Dejar huella quería 
y marcharme entre aplausos 
-envejecer, morir, era tan sólo 
las dimensiones del teatro. 

Pero ha pasado el tiempo 
y la verdad desagradable asoma: 
envejecer, morir, 
es el único argumento de la obra. 

                                                               Jaime Gil de Biedma 

Nacido en 1929 en el seno de una familia de la alta burguesía castellana, trasladada a Barcelona. Estudió Derecho en Barcelona y en Salamanca. Coquetea intelectualmente con el marxismo y su vida interior queda por completo marcada por su condición de homosexual. En 1953 se trasladó a vivir a Oxford. A partir de 1955 trabaja en la empresa de tabacos de su familia. En 1959 publica Compañeros de viaje y Moralidades (1966). En 1965 aparece A favor de Venus y en 1968, por último, publica Poemas póstumos y unas memorias: Diario de un artista  17 seriamente enfermo.En 1974, Biedma padeció una crisis que le lleva a dejar la vida literaria y se recluye. Muere a causa del sida en enero de 1990.


DULCE ALBEDRÍO




Dulce Albedrío

La noche cedió fría, más no indiferente,
mi voz se alejo, ya no estaba presente;
el silenció triunfo fingiendo la muerte
de un deseo fugaz de seducir tu mente.

Locura sensata estar lejos de ti,
negando el amor , imprudente infeliz;
cicatrices profundas se apropian de mi,
jugando al destino, ¡vaya!...apuesta vil.

Más no hablaré de tristezas o derrota,
en sí elogiaré la conquista devota,
de un corazón ingenuo y laudable,
que no mira atrás, siempre adelante. 


                                                      E.M.E.
  

domingo, 11 de mayo de 2014

RIMA XXI

Rima XXI
¿Qué es poesía?, dices mientras clavas
en mi pupila tu pupila azul.
¿Qué es poesía? ¿Y tú me lo preguntas?
Poesía... eres tú.

Gustavo Adolfo Bécquer
(Español. 1836-1870)

Gustavo Adolfo Bécquer, fue un hombre de múltiples contradicciones. Sus escritos reflejan el esfuerzo por encontrar, a través de la palabra, la síntesis de un universo dividido entre el sueño y la razón.En contacto permanente con el mundo de la pintura y gran conocedor de la música, este sevillano concibe todas las bellas artes como manifestaciones de un único sentimiento entusiasta. De ahí la suavidad y universalidad de composiciones literarias tales como las Rimas.

Fuente: Español. Sexto grado.Dirección General de Materiales Educativos (DGME), de la Subsecretaría de Educación Básica, Secretaría de Educación Pública.Grupo Editorial Siquisirí, S.A. de C.V.Segunda reimpresión, 2012 (ciclo escolar 2013-2014).

EL CORAZÓN DELATADOR

Edgar Allan Poe

1809-1849. Escritor estadounidense.

"Cuando un loco parece completamente sensato, 
es ya el momento de ponerle 
la camisa de fuerza"...

El Corazón Delatador 

¡Es verdad! Soy nervioso, terriblemente nervioso. Siempre lo he sido y lo soy. pero, ¿podría decirse que estoy loco?La enfermedad había agudizado mis sentidos, no los había destruido ni apagado. Sobre todo,  tenía el sentido del oído agudo. Oía todo sobre el cielo y la tierra. Oía muchas cosas del infierno. Entonces,  ¿cómo voy a estar loco? Escuchen y observen con qué tranquilidad, con qué cordura puedo contarles toda la historia. Me resulta imposible decir cómo surgió en mi cabeza esa idea por primera vez; pero, una vez concebida, 
me persiguió día y noche. No perseguía ningún fin. No había pasión. Yo quería mucho al viejo. Nunca me había hecho nada malo. nunca me había insultado. no deseaba su oro. Creo que fue su ojo. ¡Sí, eso fue! Tenía un ojo semejante al de un buitre. Era un ojo de un color azul pálido, con una fina película delante. Cada vez que posaba ese ojo en mí, se me enfriaba la sangre; y así, muy gradualmente, fui decidiendo quitarle la vida al viejo y quitarme así de encima ese ojo para siempre. Pues bien, así fue. Usted creerá que estoy loco. Los locos no saben nada. Pero debería haberme visto. Debería usted haber visto con qué sabiduría procedí, con qué cuidado, con qué previsión, con qué disimulo me puse a trabajar. Nunca había sido tan amable con el viejo como la semana antes de matarlo. Y cada noche, cerca de medianoche, yo hacía girar el picaporte de su puerta y la abría, con mucho cuidado. Y después, cuando la había abierto lo suficiente para pasar la cabeza, levantaba una linterna cerrada, completamente cerrada, de modo que no se viera ninguna luz, y tras ella pasaba la cabeza. ¡Cómo se habría reído usted si hubiera visto con qué astucia pasaba la cabeza! La movía muy despacio, muy lentamente, para no molestar el sueño del viejo. Me llevaba una hora meter toda la cabeza por esa abertura hasta donde podía verlo dormir sobre su cama. ¡Ja! ¿Podría un loco actuar con tanta prudencia? Y luego, cuando mi cabeza estaba bien dentro de la habitación, abría la linterna con cautela, con mucho cuidado (porque las bisagras hacían ruido), hasta que un solo rayo de luz cayera sobre el ojo de buitre. Hice todo esto durante siete largas noches, cada noche cerca de las doce, pero siempre encontraba el ojo cerrado y era imposible hacer el trabajo, ya que no era el viejo quien me irritaba, sino su ojo. Y cada mañana, cuando amanecía, iba son miedo a su habitación y le hablaba resueltamente, llamándole por su nombre con voz cordial y preguntándole cómo había pasado la noche. Por tanto verá usted que tendría que haber sido un viejo muy astuto para sospechar que cada noche, a las doce, yo iba a mirarlo mientras dormía. 
La octava noche, fui más cuidadoso cuando abrí la puerta. El minutero de un reloj de pulsera se mueve más rápido de lo que se movía mi mano. Nunca antes había sentido el alcance de mi fuerza, de mi sagacidad. Casi no podía contener mis sentimientos de triunfo, al pensar que estaba abriendo la puerta poco a poco, y él ni soñaba con el secreto de mis acciones e ideas. Me reí entre dientes ante esa idea. Y tal vez me oyó porque se movió en la cama, de repente, como sobresaltado. pensará usted que retrocedí, pero no fue así. Su habitación estaba tan negra como la noche más cerrada, ya que él cerraba las persianas por miedo a que entraran ladrones; entonces, sabía que no me vería abrir la puerta y seguí empujando suavemente, suavemente. Ya había introducido la cabeza y estaba para abrir la linterna, cuando mi pulgar resbaló con el cierre metálico y el viejo se incorporó en la cama, gritando: 
-¿Quién anda ahí? Me quedé quieto y no dije nada. Durante una hora entera, no moví ni un músculo y mientras tanto no oí que volviera a acostarse en la cama. Aún estaba sentado, escuchando, como había hecho yo mismo, noche tras noche, escuchando los relojes de la muerte en la pared. Oí de pronto un quejido y supe que era el quejido del terror mortal. no era un quejido de dolor o tristeza. ¡No!Era el sonido ahogado que brota del fondo del alma cuando el espanto la sobrecoge. Yo conocía perfectamente ese sonido. Muchas veces, justo a medianoche, cuando todo el mundo dormía, surgió de mi pecho, profundizando con su temible eco, los terrores que me enloquecían. Digo que lo conocía bien. Sabía lo que el viejo sentía y sentí lástima por él, aunque me reía en el fondo de mi corazón. 
Sabía que él había estado despierto desde el primer débil sonido, cuando se había vuelto en la cama. Sus miedos habían crecido desde entonces. Había estado intentando imaginar que aquel ruido era inofensivo, pero no podía. Se había estado diciendo a sí mismo: "No es más que el viento en la chimenea, no es más que un ratón que camina sobre el suelo", o "No es más que un grillo que chirrió una sola vez". Sí, había tratado de convencerse de estas suposiciones, pero era en vano. Todo en vano, ya que la muerte, al acercársele se había deslizado furtiva y envolvía a su víctima. Y era la fúnebre influencia de aquella imperceptible sombra la que le movía a sentir, aunque no veía ni oía, a sentir la presencia dentro de la 
habitación. 
Cuando hube esperado mucho tiempo, muy pacientemente, sin oír que se acostara, decidí abrir un poco, muy poco, una ranura en la linterna. Entonces la abrí -no sabe usted con qué suavidad- hasta que, por fin, su solo rayo, como el hilo de una telaraña, brotó de la ranura y cayó de lleno sobre el ojo del buitre. 
Estaba abierto, bien abierto y me enfurecí mientras lo miraba, lo veía con total claridad, de un azul apagado, con aquella terrible película que me helaba el alma. Pedro no podía ver nada de la cara o del cuerpo, ya que había dirigido el rayo, como por instinto, exactamente al punto maldito. ¿No le he dicho que lo que usted cree locura es solo mayor agudeza de los sentidos? Luego llegó a mis oídos un suave, triste y rápido sonido como el que hace un reloj cuando está envuelto en algodón. Aquel sonido también me era familiar. Era el latido del corazón del viejo. Aumentó mi furia, como el redoblar de un tambor estimula al soldado en batalla. 
Sin embargo, incluso en ese momento me contuve y seguí callado. Apenas respiraba. Mantuve la linterna inmóvil. Intenté mantener con toda firmeza la luz sobre el ojo. Mientras tanto, el infernal latido del corazón iba en aumento. Crecía cada vez más rápido y más fuerte a cada instante. El terror del viejo debe haber sido espantoso. Era cada vez más fuerte, más fuerte... ¿Me entiende? Le he dicho que soy nervioso y así es. Pues bien, en la hora muerta de la noche, entre el atroz silencio de la antigua casa, un ruido tan extraño me excitaba con un terror incontrolable. Sin embargo, por unos minutos más me contuve y me quedé quieto. Pero el latido era cada vez más fuerte, más fuerte. Creí que aquel corazón iba a explotar. Y se apoderó de mí una nueva ansiedad: ¡Los vecinos podrían escuchar el latido del corazón! ¡Al viejo le había llegado la hora! Con un fuerte grito, abrí la linterna y me precipité en la habitación. El viejo clamó una vez, sólo una vez. En un momento, lo tiré al suelo y arrojé la pesada cama sobre él. Después sonreí alegremente al ver que el hecho estaba consumado. Pero, durante muchos minutos, el corazón siguió latiendo con un sonido ahogado. Sin embargo, no me preocupaba, porque el latido no podría oírse a través de la pared. Finalmente, cesó. El viejo estaba muerto. Quité la cama y examiné el cuerpo. Sí, estaba duro, duro como una piedra. Pasé mi mano sobre el corazón y allí la dejé durante unos minutos. No había pulsaciones. Estaba muerto. Su ojo ya no me preocuparía más. 
Si aún me cree usted loco, no pensará lo mismo cuando describa las sabias precauciones que tomé para esconder el cadáver. La noche avanzaba y trabajé con rapidez, pero en silencio. En primer lugar descuarticé el cadáver. le corté la cabeza, los brazos y las piernas. 
Después levanté tres planchas del suelo de la habitación y deposité los restos en el hueco.Luego coloqué las tablas con tanta inteligencia y astucia que ningún ojo humano, ni siquiera el suyo, podría haber detectado nada extraño. No había nada que limpiar; no había manchas de ningún tipo, ni siquiera de sangre. Había sido demasiado precavido para eso. Todo estaba recogido. ¡Ja, ja! Cuando terminé con estas tareas, eran las cuatro... Todavía oscuro como medianoche. Al sonar la campanada de la hora, golpearon la puerta de la calle. Bajé a abrir muy tranquilo, ya que no había anda que temer. Entraron tres hombres que se presentaron, muy cordialmente, como oficiales de la policía. Un vecino había oído un grito durante la noche, por lo cual había sospechas de algún atentado. Se había hecho una denuncia en la policía, y ellos, los oficiales, habían sido enviados a registrar el lugar. 
Sonreí, ya que no había nada que temer. Di la bienvenida a los caballeros. Dije que el alarido había sido producido por mí durante un sueño. Dije que el viejo estaba fuera, en el campo. Llevé a los visitantes por toda la casa. Les dije que registraran bien. Por fin los llevé a su habitación, les enseñé sus tesoros, seguros e intactos. En el entusiasmo de mi confianza, llevé sillas al cuarto y les dije que descansaran allí mientras yo, con la salvaje audacia que me daba mi triunfo perfecto, colocaba mi silla sobre el mismo lugar donde reposaba el cadáver de la víctima. 
Los oficiales se mostraron satisfechos. Mi forma de proceder los había convencido. Yo me sentía especialmente cómodo. Se sentaron y hablaron de cosas comunes mientras yo les contestaba muy animado. 
Pero, de repente, empecé a sentir que me ponía pálido y deseé que se fueran. Me dolía la cabeza y me pareció oír un sonido; pero se quedaron sentados y siguieron conversando. El ruido se hizo más claro, cada vez más claro. Hablé más como para olvidarme de esa sensación; pero cada vez se hacía más claro... hasta que por fin me di cuenta de que el ruido no estaba en mis oídos.  Sin duda, me había puesto muy pálido, pero hablé con más fluidez y en voz más alta. Sin embargo, el ruido aumentaba. ¿Qué hacer? Era un sonido bajo, sordo, rápido... como el sonido de un reloj de pulsera envuelto en algodón. traté de recuperar el aliento... pero los oficiales no lo oyeron. Hablé más rápido, con más vehemencia, pero el ruido seguía aumentando. Me puse de pie y empecé a discutir sobre cosas insignificantes en voz muy alta y con violentos gestos; pero el sonido crecía continuamente. ¿Por qué no se iban? Caminé de un lado a otro con pasos fuerte, como furioso por las observaciones de aquellos hombres; pero el sonido seguía creciendo. ¡Oh, Dios! ¿Qué podía hacer yo? Me salía espuma de la rabia... maldije... juré. balanceando la silla sobre la cual me había sentado, raspé con ella las tablas del suelo, pero el ruido aumentaba su tono cada vez más. Crecía y crecía y era cada vez más fuerte. Y sin embargo los hombres seguían conversando tranquilamente y sonreían. ¿Era posible que no oyeran? ¡Dios Todopoderoso! ¡No, no! ¡Claro que oían! ¡Y sospechaban! ¡Lo sabían! ¡Se estaban burlando de mi horror! Esto es lo que pasaba y así lo pienso ahora. Todo era preferible a esta agonía. Cualquier cosa era más soportable que este espanto. 
¡Ya no aguantaba más esas hipócritas sonrisas! Sentía que debía gritar o morir. Y entonces, otra vez, escuchen... ¡más fuerte..., mas fuerte..., más fuerte! 
-¡No finjan más, malvados! -grité- . ¡Confieso que lo maté! ¡Levanten esas tablas!... ¡Aquí..., aquí! ¡Donde está latiendo su horrible corazón! 

sábado, 10 de mayo de 2014

NOSCE TE IPSUM. CONÓCETE A TI MISMO

Nosce te ipsum 

"Conócete a ti mismo"

La leyenda dice que el oráculo de Delfos le reveló a Sócrates una de las ideas más influyentes de la filosofía occidental: conócete a ti mismo. Sin embargo hoy en día se tiene la probable explicación de    que existe una formación tectónica justo debajo del templo de Apolo, en la ciudad griega de Delfos.   

Dos grandes placas tectónicas se unen bajo la superficie de Grecia, y presentan una fractura permeable justo debajo de Delfos. Esta fractura permitía que en la Antigüedad el agua de las fuentes cercanas transportara gases como el etileno, que podían generar una sensación de trance y euforia; estos síntomas físicos, combinados con las expectativas sociales, producían las misteriosas enseñanzas del oráculo.

Y sin embargo esta premisa, se transforma en algo fundamental para nuestras vidas, ya que de no llevarse a cabo, estamos sentenciados a desilusiones y frustraciones en diversos escenarios, nuestra felicidad y estabilidad emocional en general depende de la forma en que seamos capaces de descifrar quiénes somos y qué queremos; cuando sufrimos aparentemente es consecuencia de nuestros actos, ¿Por qué estamos tan expuestos? tal vez sea la necesidad de algunos de sentir dolor para creer que forman parte de este mundo, o simplemente es el temor de reconocer que quien realmente soy no es la esencia que quisiera dejar como herencia en esta tierra; lo único bien cierto es que conocerse a sí mismo es la llave a muchas puertas y si bien no sabemos que nos aguarda detrás de cada una de ellas, es mejor abrirlas que jamás saberlas vividas

JORGE RRIECHMANN


JORGE RIECHMANN


El filósofo y poeta Jorge Riechmann afirma que los seres humanos, como animales sociales que somos, necesitamos amor y como animales lingüísticos, necesitamos sentido. Y que es en el entorno de esa necesidad donde trabajan o deberían trabajar tanto el pensamiento como la poesía.

Jorge Riechmann (Madrid, 1962) es poeta, traductor literario, ensayista y profesor titular de filosofía moral en la UAM (Universidad Autónoma de Madrid). 
Es autor de una treintena de ensayos (en solitario o en colaboración) sobre cuestiones de ética medioambiental, ecología política y pensamiento ecológico. En los últimos años, ha ido formulando la vertiente ética de su filosofía ecosocialista en una “pentalogía de la autocontención” que componen los volúmenes Un mundo vulnerable, Biomímesis, Gente que no quiere viajar a Marte, La habitación de Pascal y Todos los animales somos hermanos.

viernes, 9 de mayo de 2014

CARPE DIEM


CARPE DIEM QUAM MINIMUM
“aprovecha el momento, no lo malgastes”



Disemina  elocuencia la vena Calíope,
abriendo brecha entre poeta y hombre,
entereza y coraje, enajenante sentencia;
cristaliza conciencia frente a demencia. 

Disfruta el presente y olvida las penas,
¡libera cadenas!, que se vuelvan ajenas,
robustece victorias y grita hacia el cielo, 
que grande tú eres y superior es el empeño.

Estruja entre tus brazos la divina gloria y 
avanza sin temor para perpetuar tú historia, 
arrancarle a la vida una y mil posibilidades,
de estar orgulloso forjando quien eres.


                                                  E.M.E

MAURICE SENDAK, 1963


¿DÓNDE VIVEN LOS MONSTRUOS?


Escrito e ilustrado por Maurice Sendak, autor estadounidense de origen polaco, “Where the wild things are” fue publicado en el 63 con bastante controversia: el libro era políticamente incorrecto para la época, dado que no mostraba una historia idílica y unos prototipos típicamente infantiles:Max es un niño como otro cualquiera, y el autor nos lo muestra con los comportamientos de su edad: hace travesuras y desobedece, se enfada con su madre, tiene miedos e inseguridades que afronta con la imaginación y sus propios recursos. Por lo que el pequeño protagonista, una vez castigado a su habitación sin cenar, emprende un viaje introspectivo al mundo de los monstruos, para desafiarles cara a cara y convertirse en el rey de las “cosas salvajes”.

ENVENENADA DE TI

Fatídico amante vive en mi alma, no es un hombre, es una maldición, tan adictivo y destructivo  como lo permite mi cor...