ZAPATERO A TUS ZAPATOS...
"El origen de este dicho, que se utiliza para aconsejar a alguien que no opine o juzgue más que de aquello que entiende, es recogido por Plinio el Viejo en su tratado Historia Natural, que fue escrito en el siglo I. Según cuenta este historiador latino, Apeles, el más ilustre de los pintores griegos, era extremadamente exigente y crítico con su obra. Prueba de ello es que solía exhibir sus cuadros en la plaza pública y se escondía con disimulo detrás de ellos, para escuchar los comentarios y críticas de los transeúntes cuando se detenían ante sus obras.
En cierta ocasión, un zapatero fijó su mirada en uno de los lienzos y censuró con mofa la gran anchura de una sandalia en un retrato de cuerpo entero. Apeles aceptó el comentario y corrigió el defecto. Pero al día siguiente, el zapatero volvió a pasar y, al percatarse de la corrección, empezó a criticar otras partes del retrato. El pintor, indignado, salió de su escondite y exclamó: Ne sutor ultra crepidam, el equivalente en latín de esta frase"...
Pero más allá del origen de este tan socorrido refrán, es uno de los entremeses más exquisitos de la hora familiar magisterial, pues quién no ha escuchado alguna vez en su aderezada vida un comentario insulso como: "Cualquiera puede ser maestro"...¿Será?; pues por difícil que parezca hoy en día lo es, el tan desacreditado campo de los actores educativos (maestros), ha sido invadido por personas que si bien están "sobre calificadas" para la tarea se han propuesto conquistar y reducir con el espíritu de Alejandro Magno el imperio Persa (Comunidad Normalista), pero sus miradas no están llenas de grandeza, brillo o expectativas sobresalientes, sino que en la mayoría de los casos salen a flote frustraciones, enojo o baja autoestima, que recae no sólo en los compañeros de trabajo sino aún peor el las hambrientas mentes de nuestros infantes, pues la melancolía por el Alma Matér hace acto de presencia en más de una ocasión.
Es bien conocido entre los docentes que a sumar se aprende sumando, a leer leyendo y a escribir escribiendo...por qué entonces el contador se transforma en profesor de matemáticas, el psicólogo en trabajador social y el administrador de empresas en Director Operativo, pero antes de que me desvíe de mis objetivos, la vocación del docente es de acuerdo al vocablo la voz que llama al educando a construir, a vivir y apropiarse con elocuencia de las herramientas necesarias para la vida, del deseo de crear y transformar proyectos en grandiosas fortificaciones y del vicio de materializar anhelos y sueños... un docente es capaz de acompañar, en el sentido más estricto de la palabra (Compartir el pan) con sus alumnos.
Esto no quiere decir que no este consciente de la existencia del otro lado de la moneda, puesto que me he topado en el camino con personas más que habilidosas en el arte camaleónico de desempeñar un papel brillante frente a grupo y ante el compromiso adquirido por el gremio, quienes se suman en una sola voz al grito del pueblo y para el pueblo, dejando un dulce sabor de boca y una agradable melodía dentro del corazón.
E.M.E.
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